14.10.08

El peso de las adicciones en un mundo de tentaciones. Cuando el comercio venció al trueque, las ansias de mayores arcas nublaron los ojos de cuanto ser se movía por este planeta, los movimientos sociales ganaron en pro de un sistema económico al que no aspiraban y las ansias de conocimiento sobrepasaron la erudición hacia un individualismo práctico, impersonal y meramente económico.

Este puto proceso ha sido largo sin duda (sobrepasa mis conocimientos e intereses reales), pero creo partió con los mismos móviles que nos consumen ahora.

Estos asuntos en realidad no me competen, pero son la base para una desensibilización humana, que lleva a los banqueros a abusar, a los comerciantes a abusar, a los políticos a abusar, a los delincuentes a abusar, a la gente común a abusar, a las farmaceúticas a abusar y aquí ya vamos peor, a los médicos a abusar doblemente, creando necesidades ficticias de salud, cobrando grandes sumas por "atención" e imponiendo nuevos problemas a la gente, ADICCIÓN.

La historia del uso y abuso de sustancias tiene un inicio místico, lleno de desarrollo personal, búsqueda de identidad, sanasiones fantásticas, comunicación con la naturaleza y los dioses. Sin embargo me atrevo a decir que el resultado final, sin desmerecer ninguna cultura ni época, ha sido siempre la adicción.

Por un lado el ser humano propenso, falible, que tropieza con cuanta piedra le pone el camino. Por el otro, el ser humano que goza, que busca nuevas experiencias, que disfruta la vida en cada respiro, con horizontes amplios, libre y de pocos tapujos sociales. Únelos y no hay mejor ni peor que el otro. Son uno mismo, somos iguales en nuestras diferencias, pero estas nos llevan a lo mismo. Se mezclan la esencias más puras del momento del ser humano, libre albedrío y necesidad y surge un ser lamentablemente automaleable, que se auto engaña, autosabotéa y ....

Yo me doy cuenta, lo escribo y caigo, ella se da cuenta, porfavor se la escriban y timbren y caen, él tambien lo sabe pero lo busca igual cada día con más ansias. Ellos por su parte tienen conciencia, pero no de cambios, sino de masa y la masa mientras más homogenea, sin grumos que se separen, mejor.