22.9.05

El cambio de milenio se asoma a la esquina. Barco Ebrio, earth dance, polonius y demases. Pululan en el ambiente vientos de cambio que se forjan hace media década en nuestra región. La revolución de las luces a fines del siglo XX.
Una noche de aquellas. Un humano unía personas y mentes en una cofradía cósmica. Pupilas dilatadas en un abrazo meloso.
Callejones que huelen a moho y a muerte. Caminamos buscando la clandestinidad oculta de ojos de sapo. La ansiedad por un lado y el miedo por el suyo. Se produce un intercambio para él conocido. Este pequeño cuadrado que vale un cd importado promete un viaje infinito y astral. Nosotros somos entes citadinos. Qué nos prepara este asunto a seres a los que las estrellas no son más que una fascinación de verano nortino.
Espectación en las miradas. Una tijera arroja un brillo fugaz. Premonición de los minutos venideros. Un sindicato empapelado en metal brillante. Luces secuenciadas a los ritmos ambientales de las primeras horas. Vueltas y vuelta la ansiedad. Caminamos esperando algo que desconocemos. De pronto la risa se apodera de algunos, contorsiones abdomina
les en aumento. Cosquilleos propioceptivos. Sensaciones en viceras que uno sabe que posee pero nunca había sentido.
La música invade absolutamente cada espacio. El aire esta contaminado de ritmos y luces en una mezcla indisoluble. Todos los sentidos confabulados en una locura sin nombre. La peor situación de la vida no se compara con esta confusión. De pronto la calma cae, miradas cómplices llenas de preguntas. La incredulidad de algunos como un cristal roto en el suelo que nos devuelve a un universo paralelo metasensorial.
A cada paso somos atravesados por bits que juegan a la escondida con la gente. Al seguir su pinballviaje absurdamente con la mirada, luces complices interfiren tu campo visual. Lazers directo al ojo. Un espectáculo increible que recorre libre e inevitáblemente tu mente.
Poco a poco perdiendo los puntos de referencia. Las miradas cargadas de descontrol, incertidumbre y desconfianza. El piso se desestabiliza. En un terreno antes conocido, los obstáculos feriantes se multiplican por segundo.